La boca es parte de un todo y no hay buena salud si nos olvidamos de ella.
Considerando al individuo como una unidad indivisible que no puede reducirse a sus partes individuales ni puede ser separado de su entorno social, cultural y espiritual, deberíamos pensar que cuando surgen patologías en la boca, esto también pertenece a un desequilibrio o una desarmonía más profunda que se evidencia por síntomas que van más allá del cuidado y atención que se dedique a la higiene o la dieta.